Jueves, 2 de Mayo de 2024

Majesty

Sábado, 28 de Noviembre de 2015
Hay muchas personas que ven en el libro de Apocalipsis sólo una especie de mapa para predecir el futuro. Que así sea puede tener cierta lógica, pero constituye un error de interpretación verdaderamente lamentable y la mejor prueba de lo que digo está en que, a lo largo de los siglos, no han dejado de equivocarse.

Apocalipsis es, por encima de todo, un libro práctico en el que se contiene toda una filosofía-teología de la Historia a fin de que los cristianos amolden a ella su vida y no una enumeración de hechos para encajarlos en las noticias del día. Permítanme darles un ejemplo. En el capítulo 4 del libro se abre una puerta en el cielo (v. 1) y se puede acceder hasta el mismo trono de Dios, que merece “la gloria y la honra y el poder” (v. 11). En ese momento, aparece el libro de los siete sellos (5: 1) que contiene el sentido de ese devenir no pocas veces terrible que denominamos Historia. Nadie – ni siquiera Karl Marx o el papa Francisco – es encontrado en toda la tierra que pueda abrir los sellos y mostrarnos su significado (5: 1-4). Cuando Juan, el que da cuenta de la visión, rompe a llorar porque nadie puede hacerlo, se anuncia que sólo es capaz de ello el León de Judá, la raíz de David (5: 5). Naturalmente, Juan se apresura a contemplar a aquel ser extraordinario, pero lo que ve no es a una fiera rugiendo – que sería lo propio de un león – sino un cordero sacrificado (5: 6). Se mire como se mire, el contraste entre lo esperado y lo que se contempla es sencillamente abismal. Los grandes poderes, las grandes ideologías, las grandes filosofías, las grandes religiones deberían dar un sentido a la Historia, pero lo cierto es que pocas cosas hay más lejanas de la realidad. Sólo el Cordero que fue inmolado, que con su sangre redimió a una multitud cuyos miembros son reyes y sacerdotes – sí, no existe una casta sacerdotal sino que todos son reyes y sacerdotes – da sentido a la Historia (5: 9-10). Ese Cordero es el verdaderamente digno de recibir “la honra y la gloria y el poder” (5: 13) aunque semejante afirmación provocaría incomprensión, desprecio y perplejidad en millones de personas.

El reconocimiento de ese hecho incomparable es recogido en la canción que les traigo hoy. Si no me equivoco debe ser de finales de los años setenta o inicios de los ochenta del siglo pasado y su popularidad se extendió como un reguero de pólvora porque supo conjugar la idea de la majestad de Jesús, el Cordero, con una sensible belleza musical. Les incluyo una versión original – son multitud – y otra en español porque, ciertamente, este himno se tradujo y popularizó enseguida. Espero que lo disfruten y que, en estos tiempos convulsos, hagan suyo ese mensaje del Apocalipsis que señala a que el sentido final de la Historia sólo lo puede dar el mesías que fue sacrificado como un cordero para salvarnos por gracia, con su sangre y no por nuestros méritos propios. Que a él sea la gloria, la honra y el poder. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

Aquí tienen una versión en inglés

Y aquí una en español

 

 

 

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