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XL.- El camino hacia la victoria (VIII): el final de los disidentes (IV): El amo de la Arabia del norte

Viernes, 25 de Septiembre de 2020

En pocos años, Mahoma había logrado convertirse gracias a una fuerza militar creciente y fiel en el amo de la Arabia del norte, una circunstancia que parece confirmar la tesis de que la Meca estaba situada no en el lugar actual sino en el de la Moka de Ptolomeo.  De hecho, en esa época, era capaz de poner en pie de guerra a centenares de guerreros en unas horas y marchar contra enemigos que demostraban ser muy inferiores militarmente.  Los ejemplos de la efectividad de su fuerza se multiplicaron en estos tiempos.  En junio de 626, desbarató una fuerza beduina reunida por los anmar y talaba que tenía como objetivo Medina.  La tradición ubica en relación con este episodio la práctica de la oración en tiempo de peligro 4: 102/101-104/103:

101[1]. Cuando estéis de viaje, no hay incoveniente en que abreviéis la azalá (salat), si teméis un ataque de los infieles. Los infieles son para vosotros un enemigo declarado.

  1. Cuando estés[2] con ellos y les dirijas la azalá (salat), que un grupo se mantenga de pie a tu lado, arma en mano. Cuando se hayan prosternado, que vayan atrás[3] y que otro grupo que aún no haya orado venga y ore contigo. ¡Que tengan cuidado y no dejen las armas de la mano! Los infieles querrían que descuidarais vuestras armas y pertrechos para lanzarse de improviso sobre vosotros. No es ilícito que dejéis a un lado las armas si la lluvia os molesta o estáis enfermos, pero ¡tened cuidado! Al.lah ha preparado un castigo humillante para los infieles.
  2. Cuando hayáis terminado la azalá (salat) invocad a Al.lah de pie, sentados o echados. Y, si os sentís tranquilos[4], haced la azalá (salat). La azalá (salat) se ha prescrito a los creyentes en tiempos determinados.

 

Del 14 de agosto al 8 de septiembre de 626, Mahoma llevó a cabo la primera expedición a Duma al-Shandal.  Se ha discutido si el objetivo era reabrir el camino que unía Yatrib con Siria [5].  Fuera como fuese, lo que quedó de manifiesto fue la enorme debilidad del imperio bizantino que, tras haber entregado, como ya vimos la defensa del limes arabicus a foederati, no pudo evitar que Mahoma llegara sin problemas a cinco jornadas de Damasco.  El caudillo de Yatrib no aprovechó – seguramente tampoco tenía interés en ello – aquel enorme vacío de poder, pero sus sucesores lo harían protagonizando unas conquistas fulgurantes que se basaron en la enorme endeblez de sus enemigos.

El 27 de diciembre de 626, Mahoma dio inicio a otra campaña que se prolongaría hasta el 24 de enero de 627 (2 de saban – 1 de ramadán) y que le permitiría derrotar a los Banu-l-Mustaliq en Muraysi.  Según la tradición, sus fuerzas sufrieron una sola baja, pero el botín conseguido fue inmenso incluyendo dos mil camellos, cinco mil ovejas y doscientas mujeres.  Apartado el quinto que correspondía a Mahoma, se estableció que un camello valía lo mismo que diez ovejas y una mujer con hijos lo mismo que seis camellos.  De aquel botín femenino iba a surgir una peculiar institución musulmana que legitimaba la violación de las prisioneras.  La razón se encontró en el hecho de que entre las cautivas se hallaba Shuwayriyya bint al-Harit b. Dirar al-Juzai, una hija, muy bella, del jefe de la tribu.  Según la tradición, Mahoma la rescató de su dueño, Tabit b. Qays, y aquella misma noche, en la tienda de campaña, mantuvo relaciones sexuales con ella.  El comportamiento de Mahoma provocó que sus seguidores manifestaran el deseo de poseer también a sus prisioneras, algo que el profeta del Islam autorizó.  La única condición que puso fue que practicaran el azl, es decir, que no eyacularan en el interior de la vagina para evitar dejarlas embarazadas.  Poco después, según la tradición, unos enviados de los Banu Mustaliq visitaron Yatrib con la intención de rescatar a todas las mujeres, pero éstas  ya habían sido poseídas sexualmente por los adeptos de Mahoma.  No iba a ser con todo el mayor problema que el sexo femenino iba a causar a Mahoma en aquella expedición aún estaba por llegar.

CONTINUARÁ


[1]  En la edición del rey Fahd lleva el número 100.

[2]  Según la tradición, Mahoma.

[3]  O: “mientras se postrernan que los demás se situen detrás de vosotros”.

[4]  O: “estéis fuera de peligro”.

[5]  En ese sentido, J. Vernet, Oc, p. 114.